Y nuestros viajes por Cantabria finalizaron con una visita más profunda a la ciudad de Santander, la ciudad, según dicen, donde mejor se vive de España.
De su catedral, consagrada a la Asunción de María, de dos plantas superpuestas, pude hacer unos apuntes desde la tranquilidad el claustro.
Y con un descanso frente al mar cantábrico terminaba nuestra andadura por tierras cántabras. Día caluroso en el que la gente abarrotaba la playa de El Sardinero, aprovechando así los últimos coletazos del verano.
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